martes, 24 de mayo de 2022

La mano de papá Cuando era niña Papá nos llevaba donde la abuela Mientras llegábamos Subiendo las calles empinadas Que nos parecían de nunca acabar Las niñas menores caminábamos A su lado buscando su mano Porque sentir que nos llevaba Tomadas las manos era el máximo trofeo, la felicidad de tener cerca a papá, Pero solo tenía una porque La otra siempre estaba ocupada Y que jugueteo, que maromas Las que hacíamos para ganarnos la única Mano desocupada de papá, Y así entonces disputándonos su mano Llegábamos finalmente a la casa de la abuela. La abuela tenía una sonrisa picarona Y un patio lleno de flores y uchuvas Y los copetones que abundaban Cumplían su cita cotidiana En su patio Lleno de migas de pan. En la oscura cocina Sobre la estufa de carbón Ponía una olla gigantezca Donde cabía toda la comida del mundo Y mientras el agua hervía con los condimentos nos ponía a limpiar las papas en el lavadero Una y otra vez debíamos refregarlas con la piedra hasta Que quedaran relucientes Y después era el milagro de la comida Compartida Ese olor a dicha Esa sensación de que existía la felicidad.

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