Aroma a felicidad Mariposa
Su mujer lo sorprendió
con los ojos entornados, aspirando profundamente el olor de sus manos. Hacia varios meses se comportaba de una manera extraña:
miradas y respuestas evasivas y ahora ese
extraño gesto. Todo, todo lo delataba.
Él le confesó que hacía un mes se había despedido para siempre de ella y ya no se volverían a ver. Pero ese aroma de tibio líquido ambarino, como el más fino perfume, estaba impregnado en sus manos.
Recordó nuevamente esa noche, el cálido trayecto de sus dedos hacia su pequeño tesoro y, una vez allanado, ella como un manantial, completamente húmeda y feliz. Definitivamente, ese aroma a madera olorosa, a agua salada de mar, se había quedado en su centro, en su profundidad. Entonces supo que ella nunca se había ido y que había llegado el difícil momento de la partida.
Él le confesó que hacía un mes se había despedido para siempre de ella y ya no se volverían a ver. Pero ese aroma de tibio líquido ambarino, como el más fino perfume, estaba impregnado en sus manos.
Recordó nuevamente esa noche, el cálido trayecto de sus dedos hacia su pequeño tesoro y, una vez allanado, ella como un manantial, completamente húmeda y feliz. Definitivamente, ese aroma a madera olorosa, a agua salada de mar, se había quedado en su centro, en su profundidad. Entonces supo que ella nunca se había ido y que había llegado el difícil momento de la partida.